18 septiembre 2006

CORRO

Un día empecé a correr. Fue el principio de la descongelación.

Aunque de pequeña corría tuve, ahora, que aprender de nuevo. No sabía ya como se hacía.

Al principio costó. Me dolían los pies, rodillas y demás partes del cuerpo. Mi corazón desbocado se quejaba y decidí comprar un aparatito para controlarlo.

Dado por naturaleza a desmanes varios no me fiaba de mi músculo del amor. Compré pues, una especie de electrocardiograma de bolsillo que usan los deportistas. En la misma tienda me vendieron zapatillas de colores, pantaloncillos y camisetas. El resultado fue que un buen día me encontré con un perfecto disfraz de corredora. Daba el pego.

Solo había que correr. Y yo corría. Poco, pero corría.

El hielo empezó a desaparecer de mis piernas. Luego de mis brazos, caderas y cuerpo. En mi corazón aún hielo. El pulsómetro medía su grosor.

Cuando comencé a correr cuesta arriba todo estalló. Esa capa gruesa desapareció. Un frenético festival de sangre en movimiento sustituyó la inmovilidad del frío. Pero luego al parar todo volvía a la normalidad helada.

Un día me topé con unos locos. Se les añadió una loca. Ellos armados con su experiencia y con muchos kilómetros sobre sus piernas querían hacer una maratón. Yo con mi alegre inconsciencia me uní a ellos.

Algunos se lesionaron por el camino. Otros continuaron. Yo sólo podía correr, correr y ver que pasaba.

Soy impaciente. Quizás por eso acabé una hora antes de lo que debiera. Me cansé mucho eso sí. Acabé esa maratón y no sé yo como sucedió pero en ese momento, mientras cruzaba la línea de meta no había nada de hielo en mi cuerpo. ¿Por qué ahora, sin embargo, descubro todavía dentro de mí restos helados?

Quizás deba, sin demora, ponerme a correr ahora.

3 comentarios:

  1. Entonces corre, aunque sea hacia ninguna parte. Que se derrita tu hielo.

    Por cierto, conozco un parque al que va mucha gente a correr... jajaja

    ResponderEliminar
  2. Suerte la tuya que puedes correr... yo como paso de correr, me caliento con el calor que desprendo cuando me caliento la cabeza.

    ResponderEliminar
  3. If,
    Sí, corro. No me importa mucho la meta. Solo el camino en el que gastando fuerzas poco a poco me deshielo.

    Griss,
    Ese calor de la cabeza recalentada a veces es demasiado cálido. Bienvenida.

    ResponderEliminar

¿Qué piensas?