06 septiembre 2006

Café de mediodía

Café.
Una pantalla con música.

Hombre y mujer brasileños cantan.
Hay subtítulos en inglés.
Leo… hablan de amor.
Cantan al amor.

Me bebo el café.
Garabateo.

Hombres a mi alrededor.
Hablan castellano.
Beben cerveza.
Sin escuchar, sin mirar,
el canto al amor de la pantalla.

Surreal este bar.
Surreal mi necesidad
de escribir en este lugar.

Tras la barra unos ojos me
miran.
En mi mesa mis manos
escriben.

Soy un perro verde en
este lugar.

Un rastro de tinta en una
mesa.

Una mancha de café.
Un papel por rellenar.
Música en portugués
que no puedo entender
porque ya me cansé de leer.

Abro los ojos… en este bar
Y sé que ya he de regresar.

2 comentarios:

  1. Hola, quiero ser un perro verde en este lugar y escribir donde nadie escribió... XD No sé por qué cuando he leido esto he recordado una historia que me pasó hace tiempo. Será porque el sitio del que tú hablas está por Catalunya (imagino), había música y escribías. A mí una vez me escribieron una carta en un bar de Girona, había música y había café, seguramente. Me escribieron malas noticias. Al cabo de un tiempo paseé por las calles de esa ciudad que tanto me gusta con la persona que me mandó esa carta, nos paramos en la puerta de una cafetería muy bonita y me dijo si me sonaba ese sitio. Le dije que sí, nunca estuve allí en mi vida, pero supe que ese había sido el lugar. Han pasado algunos años, pero creo que aún no podría entrar allí. Quizás con más tiempo. Un beso. Irene.

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  2. Encantada de verte por aquí, Irene. Sí, el lugar del que hablo está en Cataluña. Es un bar en el que tomé un café y escribí, solo eso. Gracias por compartir tu historia especial conmigo. Girona, una ciudad preciosa, no te digo nada que no sepas. ¿Sabes? A mí hay bares que me recuerdan a ti y algunas canciones también. Un beso.

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