24 agosto 2006

A propósito de "mi armario"

Caperucita me dice a propósito del “armario”: “¿Dices que si se sale luego no se puede volver a entrar?”

No lo sé. Sé que no quiero entrar. Tendría que cortar un trozo de mí. Encogerme… No, no quiero.

Mis piernas me llevan y el resto de mi yo se deja. Sé que han crecido, ellas, mis piernas, y no estoy dispuesta a mutilarlas para regresar a un sitio en el que ya no quepo.

Primero fue un dedo, luego se atrevió un trocito de mi pie. Finalmente salió entero el pie derecho. Pero regresó dentro, tenía miedo. Pasaron días hasta que el izquierdo quiso imitar la excursión de su hermano. Mi pie izquierdo es un poquito más débil que el derecho y su movimiento es más lento. Quizás por eso necesitó más tiempo para conseguir salir del armario. Posiblemente por eso tardó un poco más en regresar, y yo diría que por eso decidió que no quería volver, no del todo.

Mis pies comenzaron a caminar lentamente, fuera del armario. Y todo eso mientras mi cuerpo aún permanecía dentro. Poco a poco las piernas salieron y comenzaron a correr. Recordé en ese momento que en el pasado yo ya había corrido.

Ahora dolía volver a hacerlo, dolía tanto… Volver a aprender todo de nuevo… pero no paré. Pisé hielo, piedras y charcos… me sumergí hasta los tobillos y seguí corriendo.

Y, seguía en mí la certeza de que en el pasado ya estuve fuera. Pienso en una amiga, ella me dijo que cuando me conoció se quedó fascinada conmigo porque le parecí la lesbiana ideal. Alguien sin problemas ni complejos, con las cosas muy claras… y encima con pinta de chica “normal”. Según ella yo era el “ejemplo a seguir”.

Ejemplo… curiosa ironía.

¿Lesbiana? Probablemente no me hubiera identificado con esa palabra. ¿Por qué poner etiquetas y límites? Sin embargo, es cierto que yo en ese momento era libre, me sentía libre, no había armarios a la vista.

Regresar… no, no es posible regresar a un armario. Pero sí construir otro. Quizás eso sucedió. Quizás nunca salí del todo. Quizás…

Ahora, me escapo corriendo de este armario, esa es mi sensación. Quizás es una huída más espiritual que física pero yo lo noto como algo integral. Toda yo me despierto y corro… corro fuera.

Y corriendo pierdo algo de inocencia y gano otras cosas.

La primera vez que hacemos algo es siempre diferente. Y miro con ingenuidad mis primeras veces de cosas insignificantes que para mí son simplemente fascinantes. Pierdo algo de mi inocencia con cada primera vez y no me importa.

Sé que no volveré a sentir ese escalofrío que atravesó mi cuerpo al recorrer las calles de la ciudad corriendo entre gritos y pancartas, al ver su cara esperando…

Quizás no vuelva a permitir que nadie me bese así.

Y… sin embargo quiero sentir y vivir.

Anduve por la luna para volver a una cárcel que creé para protegerme y ahora simplemente me escapo. Porque mi cárcel-armario es mía y yo tengo la llave.

¿Volver dentro? No, gracias. Ando fuera… corro… y grito.

8 comentarios:

  1. Cuesta mucho salir de la cárcel. Yo me dí cuenta hace un par de días que he podido abrir una puerta después de meses de esfuerzo.
    Como la cárcel me la he hecho yo la hice a conciencia para que no pudiera escaparme. Tengo que ser más lista que yo y más fuerte que yo para poder escapar.

    ¿Con pinta de chica normal? Con ese pantalón no pasas desapercibida en ninguna parte. En cuanto te ven seguro que dicen despectivamente... Mira, una deportista.

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  2. ¿Lesbiana? con quince añitos me daba miedo relacionar esa palabra conmigo...
    Solía escribir sobre etiquetas cuando nos mandaban hacer redacciones en el colegio, hubo una en concreto que decidieron publicar en la revista del instituto y en el periódico de mi pueblo. Llevaba de título "etiquetes d'estudiant". Se ve que de pequeña ya odiaba que el mundo estuviera etiquetado...
    Quizás abrir completamente la puerta del armario es lo que necesito para sacarme de encima las ansias de gritar, seguramente sea esto, cada día estoy más segura, pero no encuentro las fuerzas para empujar.
    En fin, creo que me estoy enrollando demasiado. Gracias por el post! =)

    *si lo del ejemplo es cierto... habrá que conocerte ;)

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  3. si, ademas por ser deportista, ya sabes, la etiqueta esta asegurada. sin embargo, cada vez me da mas igual. es la envidia... hay mucha gente, mujeres incluidas q se reconcomen de ver una mujer en buena forma fisica y con las mismas aptitudes q un hombre... q las den!!!!

    venga, cd nos vamos de marcha por la montaña,vita????

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  4. envidio que puedas escapar... salir corriendo; yo siento que corro, que por fin quedé libre...pero tarde o temprano acabo volviendo. ese armario (mi armadura) en realidad es mi refugio, o por lo menos yo lo interpreto asi.
    Ya no recuerdo con claridad qué fue exactamente lo que me llevó a encerrarme en él, y a lo mejor ahí está salida...o por lo menos la llave, lo recuerdas tú?
    Un beso.

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  5. nunca pierdas tu llave!!

    un besote

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  6. bufff!!! por fin consigo visitarte con un poco de tiempo. me gusta lo poco que me ha dado tiempo a leer. no te digo nada de armarios porque no entiendo mucho de eso y la frase me parece horrrible! además ya hay otras muchas que te aconsejan y bien. yo sólo puedo decirte una cosa y creo que no va a servirte para nada: ¡bonitas piernas!

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  7. Pero te atreviste,otr@s no lo consiguen.Has sido fuerte y valiente,sigue así

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  8. If,
    Más lista que tú, más fuerte que tú… también tan lista como tú, tan fuerte como tú.
    Jajaja, vaya… menos mal que si no corro no suelo ir por ahí con ese pantalón.

    Caperucita,
    Así que “etiquetes d’estudiant”… seguro que era un buen escrito. Nunca me gustaron las etiquetas, pero reconozco que, en ocasiones, rechazarlas categóricamente puede ser una forma de huída.
    Hablas de ansias de gritar. No es bueno guardarlas (las ansias). Grita. Abre el armario o no, cierra la puerta luego, o déjala abierta. Haz lo que sientas que necesitas hacer, pero no dejes de gritar.
    Me gusta saber que este post te ha ayudado en “algo” (lo que sea).
    Mmm no quiero quitarte tu ilusión de conocerme pero… te aclaro que mi amiga me tenía un poco idealizada.

    Pececito,
    No me gustan pero sí, tengo muchas etiquetas (como todo el mundo). Seguramente lo mejor es no pensar mucho en ello.
    Pues nos vamos cuando tú quieras, pero… me estás empezando a dar miedo... jajaja yo sigo preguntándome ¿qué has hecho para que te llamen Forrest (Gump) sin andar ni correr?

    Tormenta,
    Sí, lo recuerdo. Pero solo ahora que salgo… al salir mi perspectiva de las cosas es algo más amplia. Me veo desde dentro y desde fuera. Recuerdo algunas cosas, otras no… pero sigo caminando, a ratos corriendo. Aunque sé que es mi armario, mi armadura, de algún modo mi casa, es mío y no tiene sentido abominar de él, solo que ya no quiero permanecer ahí. Un beso Tormenta.

    Labrujamala,
    Mi llave es mía. No quiero perderla. Gracias por el consejo. Otro besote.

    Evita duncan,
    ¿Cómo que no va a servirme de nada lo que me has dicho? Me has hecho sonreír. Enorme sonrisa en mi cara perpleja ante el acontecimiento de que la “gran” evita duncan se pase por aquí. Vuelve cuando lo desees.

    Usuari@ anónim@,
    Bienvenid@. Fuerte valiente… quizás no tanto. Trato de aprender. Gracias por tus palabras. Pásate por aquí siempre que quieras.

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