05 agosto 2006

PEQUEÑA EDAD DE HIELO



Desde mediados del siglo XIV hasta entrado el siglo XIX el mundo vivió una Pequeña edad de Hielo.

El avance de los glaciares provocó el retroceso de las gentes que vivían en las montañas. Dicen que el Ebro se heló siete veces. Y yo me pregunto si es casualidad que una vez más el número siete aparezca en mi vida, pero no hago caso…

Patiné sobre el río Tamesis congelado. Caminé desde Manhattan hasta la Isla de Staten porque el mar era sólido bajo mis pies. Recuerdo, también, haber llorado hielo sobre mis mejillas.

Cinco siglos pasé congelada. Cinco siglos que transcurrieron durante un día, un mes, un año, dos... o incluso más. Pero eso ahora no importa. Porque aquí, ahora, asisto al deshielo y me quedo fascinada, a ratos también aterrorizada, pero no me detengo. Porque fluyo, no puedo evitar hacerlo.

Como un glaciar fluye camino de su muerte, cada una de las células de mi ser fluyen camino de un abismo que quizás sea un infierno o un paraíso, en todo caso un lugar cálido, porque el fin del frío está próximo.

La presión del hielo provoca que su estructura molecular cambie. En contacto con la tierra el rozamiento y el peso convierten en agua los pies del glaciar, pies que resbalan ladera abajo cuando su cabeza y corazón todavía no habían decidido que era el momento de fluir…

Y yo que soy como un glaciar, me pierdo mirando mis pies que se deslizan… y me cansé de agarrarme a los salientes rocosos que me lastiman las manos. Y ya solo tiene sentido dejarme deslizar y no mirar atrás.

6 comentarios:

  1. Como casi todo de lo que te hablo, también escribí un post sobre el hielo. Se me van a acabar los temas.

    http://carceldeif.blogspot.com/2006/06/hielo.html#links

    Estoy en pleno proceso de descongelamiento y a veces quiero retroceder. Casi siempre quiero retroceder. Descongelarse duele.

    ¿Tú no quieres volver atrás?

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  2. Muy bueno también tu blog!!! La verdad es que tienes un estilo muy original de escribir!!!! Saludos!!!

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  3. If,

    He leído tu post sobre el hielo. Y creo que sabes, como yo, que esa fantasía de que no hay dolor cuando estamos congelados es solo eso una ilusión, un engaño más sumado a los engaños que nos hicieron entrar en ese estado. “No te duele el corazón porque crees que no tienes”, eso es la teoría pero vivir siempre fue más complicado que la más compleja de las teorías.

    Sobre las grandes, y aparentemente estáticas, placas de hielo aparecen grietas, el interior de los glaciares está lleno de cuevas y en su interior encontramos miles de vasos por los que circula la sangre del hielo, el agua que da la vida y que duele…sí la vida duele. Los sentimientos son así.

    Así que me alegro de que te estés descongelando porque no, no serías más feliz convertida en hielo. Yo mientras tanto todavía aprendo sobre la descongelación. Noto todavía mi cuerpo rígido y sí, noto dolor en el proceso de descongelación, pero descubro que antes también dolía, aunque yo quisiera convencerme de que no era así. Prefiero este dolor. Prefiero saber. Prefiero el presente y deseo caminar hacia el futuro. El pasado ya lo viví… mirar atrás puede estar bien puntualmente, pero quiero caminar.


    Chaika,

    Reflexionar contigo fue un placer. Me encanta tu faceta crítica, en mí provoca un efecto creativo. Gracias.


    Oscar,

    Me alegro de que te guste mi estilo de escritura. Te visitaré de vez en cuando. ¡Ah! Y gracias por tu visita.

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  4. y yo m pregunto si tb sera casualidad q mi numero de la suerta sea el 7 y q siempre q pueda intente patinar por los lugares mas reconditos..

    gracias por visitarme. seguire leyendote.

    un beso

    pececito

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  5. Pececito,

    Al siete le gusta repetirse. No es mi número, pero casi como si lo fuera. A base de aparecer de manera recurrente en mi vida se ha ganado mi cariño.

    Me gusta, simplemente, perderme por los lugares más recónditos.

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