Diez, son sólo diez repartidos entre dos.
Sólo dos manos impotentes que no pueden atrapar los pensamientos que resbalan hasta finalmente detenerse para flotar en el aire como nubes líquidas.
Varios, ante mis ojos.
Flotan frente a mí fragmentados entre las nubes y yo los observo. Pequeños, grandes, insignificantes, míos, pensamientos.
Miles, los trozos de ideas.
Divididas en pedazos de mí. Versiones insignificantes de los sueños robados a la noche.