25 diciembre 2007

En el camino

Suenan tus palabras suaves al mezclarse con el líquido caliente. Frías las mías enredadas en el hielo de mi bebida. Sonríes con los ojos.

Pasaron las estaciones, las tormentas y la calma. Y de nuevo hablamos en este café sin café.

Palabras en el humo de tu taza y al fondo tus ojos sonrientes otra vez. Me cuentas de tus sueños, los perdidos, los ganados. Los que aún no son y los que nunca serán.

Vuelvo a explicarme mal, vuelves a entenderme bien. Vuelvo a reír vuelvo a escuchar, vuelvo a decidir que me gusta tu amistad.

Y siguen las palabras en el aire mezclándose con humos y risas. Y me siento afortunada y pienso en tragar el aire preñado de sentimiento de este lugar y quiero explicar y quiero escuchar. Y como no sé hablar, guardo silencio.

Atrapo callada tus palabras, el sentimiento, lo aprendido, lo olvidado, lo vivido, lo ganado.

A ti que un día me recordaste el camino al sentimiento. A ti que me enredaste con amarras de alegría cuando ya no sonreía. A ti que ahora andas por aquí. A ti que ahora todavía me haces sonreír. A ti, para ti, hoy, las letras de mis dedos.

12 julio 2007

Hoy

Un hoy como hoy la luz se encendió por primera vez. Luz de un absoluto intenso que en nada se parece las luces de interruptor y bombilla. Luz de inicio que como todo inicio también es final.

Hoy. Mi primer hoy especial celebrando un día como hoy.

Lejos y cerca: 300, 30, 3, kilómetros... unos metros... ausencia de distancia.

El espacio y el tiempo son indisolubles. El Hoy de este momento forma parte inseparable del espacio en el que me muevo.

Hoy, solo hoy, quiero cruzar el espacio con el tiempo, rompiendo normas. ¿Será posible?

Hoy te espero justo en la puerta.

Descastada

Mezclada en tareas sucias que llenan los dedos de manchas blancas de yeso, negras de pintura, grises de cemento, marrones de mortero.

Mezclada mi piel con otros colores. Mi mente con materiales densos. Mis manos con pensamientos intensos.

Mezclada en tanto que a ratos pierdo la referencia.

Perdiendo letras. Ganando suelo.

Ahora que piso otro suelo me descubro inconstante, fugaz, perdida a ratos, descastada.

Y, sin embargo, en lo esencial sigo siendo yo.

08 marzo 2007

Construyo


Con cemento y mis manos pongo ladrillos. Y dejo de escribir. Me apresuro a mezclar el yeso con los dedos mientras cae la noche.

Aúllan lobos cuando apago los ojos encendidos durante horas. Me despierto y huelo, corro… pero permanezco quieta. No escribo.

Sólo sé escribir sobre lo que siento. Los ladrillos no son sentimientos.

Roban los lobos mis sueños y yo no me despierto. A veces, aún sin desearlo, duermo. No sé escribir con los ojos dormidos. No escribo.

Ahora decido escribir. Aún no terminé de poner ladrillos. Volveré a manchar mis manos de gris de cemento y blanco de yeso. Escribo.

El calor me sorprende con polvo de mortero amarillo en mi respiración y descubro que me olvidé del hielo. El entorno es polvoriento y cálido. Busco un poco de orden frío.

Limpio el polvo de mis letras negras. Las pinto de azul. Escribo, hoy, otra vez.

Con mis manos y teclas pongo letras. Y escribo. Me apresuro a mezclar las comas y los puntos con los dedos mientras cae la tarde.

28 enero 2007

Hielo desordenado

A veces en las calles de las ciudades se rompe una tubería y de repente todo se llena de agua. En otras ocasiones por un minúsculo agujerito sale el líquido contenido en una cantimplora.

Tan pronto como tiene ocasión de hacerlo el agua fluye y se esparce en desorden líquido porque ¿qué es acaso el agua sino hielo desordenado?

La nieve permanece aparentemente estable en lo alto de las montañas, pero tan pronto como aumenta la temperatura pierde su compostura.

El frío es orden, el calor desorden. La tensión es orden, la relajación desorden. El orden tiende siempre al desorden, igual que la nieve tiende al deshielo.

Dice la segunda ley de la termodinámica algo así como que todo tiende a la entropía. Yo también tiendo al desorden.

Primero fueron las neuronas y los sentidos. Luego el cuerpo, el mundo material se desheló a mi paso, o quizás fui yo descongelada la que comencé a percibirlo de otro modo. Después de tanto tiempo en el frío olvidé la fuerza de ese intenso fluir y me perdí.

Ahora en mitad del caos busco el cosmos. Convertida en agua fluyo buscando el orden imposible. Condenso el vapor de agua de mis moléculas para ordenar la porción de mundo material que habito. Escribo y percibo en mis dedos calor de hielo desordenado.